COMUNIONES

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CANTO DE ENTRADA

RITOS INICIALES

SALUDO
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

Acto Penitencial

Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Se hace una breve pausa en silencio.
Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Coro: Gloria a Dios en el cielo…

Oración de Colecta

señor nuestro, Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos.

R. Amen

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 11, 23-26.

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”.
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva

Palabra de Dios.
P: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 77

R. El Señor les dio pan del cielo.

Cuanto hemos escuchado y aprendido y nos han transmitido nuestros padres, no vamos a ocultarlo a nuestros hijos, para que en Dios coloquen su esperanza y no echen sus hazañas al olvido.
R. El Señor les dio pan del cielo.

Él ordenó a las nubes que abrieran las compuertas de los cielos; hizo llover maná sobre su pueblo, trigo celeste envió como alimento.
R.El Señor les dio pan del cielo.

Así el hombre comió pan de los ángeles, Dios les dio de comer hasta saciarlos. Hasta la tierra santa los condujo, hasta el monte adquirido por su mano.
R.El Señor les dio pan del cielo.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R. Honor y gloria a ti Señor Jesús
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que come de este pan vivirá para siempre.
R. Honor y gloria a ti Señor Jesús

+ EVANGELIO
El que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 13-16

En aquel tiempo, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo. Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños de acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Después tomó en brazos a los niños y los bendijo, imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor.
P: Gloria a ti, Señor Jesús

Homilia

Rito para encender las velas

S: Queridos niños: la luz de este Cirio Pascual representa a Jesús. Cuando Jesús resucitó, dio al mundo una luz nueva: la luz de la fe.
En el día de su Bautismo, la luz de Jesús empezó a brillar en su alma, y su vida se llenó con la luz de Cristo. Por eso, aquel día, el sacerdote entregó a sus padrinos una vela, que significa la luz de Cristo presente en nuestra vida.
El día de hoy, van a recibir por primera vez la Sagrada Comunión. A partir de este momento, Cristo va a vivir con más fuerza en su corazón. Y así, hoy la luz de Cristo va a brillar en ustedes con más fuerza, con mayor esplendor.
Por eso, ahora van a tomar una vela, y la van a encender con la luz del Cirio, la luz de Cristo. Van a llevar en sus manos esta luz como señal de que la luz de Cristo está dentro de ustedes. Esta vela también significa que ustedes desean portarse muy bien para que la luz de Jesús ilumine a otros y así, le enseñen a los demás lo que hay que hacer para llegar al Cielo.
¡Que brille en ustedes la Luz de Cristo Jesús!

Los padrinos, junto con sus ahijados, pasan a encender las velas del Cirio Pascual y se las entregan a los niños que van a hacer la primera Comunión.

Renovación de las promesas del Bautismo

S. Queridos niños: en el día de su Bautismo, sus padrinos, con la luz de esta vela en sus manos, hicieron por ustedes dos promesas.
No las pudieron hacer ustedes, porque todavía eran muy pequeños. Las dos promesas fueron éstas: primero, se comprometieron a renunciar a Satanás; y después prometieron que ustedes iban a seguir a Jesús.
Como hoy van a recibir la primera Comunión, Jesús quiere que se vuelvan a hacer esas promesas. Pero como ustedes ya son mayores, las van a hacer ustedes mismos. Por tanto, les pregunto:

S. ¿Renuncian a Satanás?
Alumnos: Sí, renuncio.

S. ¿Renuncian al pecado, para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Alumnos: Sí, renuncio.

S. ¿Renuncian a todo lo que los aleje de Dios?
Alumnos: Sí, renuncio.

S. Y ya que han renunciado a Satanás, les pregunto: ¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Alumnos: Sí creo.

S.. ¿Creen en Jesucristo, Hijo único de Dios, que por nosotros murió y resucitó, y está sentado a la derecha del Padre?
Alumnos: Sí creo.

S. ¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, que nos da la fe y la gracia para luchar en esta vida?
Alumnos: Sí creo.

Hermanos: ésta es nuestra fe. Ésta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

ORACIÓN UNIVERSAL

C. Hermanos: suba nuestra oración a Dios nuestro Padre, por el bien de toda su Iglesia Santa y de todos los hombres. Digamos confiadamente: Te rogamos señor.

1. Por la Santa Iglesia de Dios: para que tenga unidad, libertad y paz en todo el mundo. Oremos. R.

2. Por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, y por nuestro Arzobispo, Rogelio: para que sirvan a la Iglesia con sabiduría y prudencia. Oremos. R.

3. Por los niños, que hoy reciben por primera vez el Cuerpo del Señor: para que el Alimento del Cielo les ayude a ser como Jesús, buenos hijos de Dios. Oremos. R.

4. Por nuestras familas: para que se mantengan firmes en las buenas obras y el Señor les conceda fortaleza en la necesidad. Oremos. R.

5. Por toda la gente que sufre la enfermedad o cualquier otra privación o dolencia, para que sepa unirse a la Cruz redentora de Cristo y conservar la paz en su corazón. Oremos. R.

oh, Dios, refugio y fortaleza nuestra: escucha benignamente las oraciones de tu pueblo y concédenos con abundancia lo que te hemos pedido con fe. Por Jesucristo nuestro Señor R. Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Después deja la patena con el pan sobre el corporal. El sacerdote echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:

El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra humanidad.
Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor Dios nuestro.

Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Oren, hermanos,
para que este sacrificio mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor concede a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz, simbolizados en las ofrendas sacramentales que te presentamos.  R. Amén

PREFACIO

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.
El cual, verdadero y eterno Sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza, se ofreció primero a ti como Víctima salvadora, y nos mandó que lo ofreciéramos como memorial suyo.
Cuando comemos su carne, inmolada por nosotros, quedamos fortalecidos; cuando bebemos su sangre derramada por nosotros, quedamos limpios de nuestros pecados.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria.
Santo, Santo, Santo…

El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

S

anto eres en verdad, señor fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.

El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Santo eres en verdad, señor
fuente de toda santidad;

«Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes».

Del mismo modo acabada la cena.
dandote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:

«Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía».

Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:

R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos
el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.

C1
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el Papa Francisco,
con nuestro obispo Rogelio,
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de estos niños que por vez primera invitas en este día
a participar del Pan de vida y del cáliz de salvación,
en la mesa de tu familia; concédeles crecer siempre en tu amistad y en la comunión con tu Iglesia.

C2
Acuérdate también de nuestros hermanos
que se durmieron en la esperanza
de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
Y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.

Junta las manos.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:

Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
R. Amén.

RITO DE COMUNIÓN

PADRE NUESTRO

S. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

P
adre nuestro…


EMBOLISMO

Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino ,tuyo el poder y la  gloria, por siempre, Señor.

RITO DE LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

En el Espíritu de Cristo resucitado, dense fraternalmente la paz.

FRACCIÓN DEL PAN Y CONMIXTION
Depositando una fracción de la Hostia en el cáliz dice en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

Mientras la Asamblea canta el Cordero de Dios, con las manos juntas y en secreto dice:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.

Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:

Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

El sacerdote dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo. Después toma el cáliz y dice en secreto:
La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.

ANTIFONA DE LA COMUNION
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús cuando partió el pan.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNION

Cconcedenos, señor, disfrutar eternamente del gozo de tu divinidad, que ahora pregustamos en la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN

El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.
R. Amén.

Pueden ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.

© Liceo de Monterrey Blueridge